El reverdecer del Bronx
- ecopatiochile
- 23 feb 2015
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En uno de los barrios más pobres de Nueva York, Stephen Ritz, un maestro de escuela secundaria, logra que sus alumnos quieran asistir a clases y cambiar la comida chatarra por frutas y verduras que ellos mismos cultivan.
El Río Harlem separa dos distritos bien disímiles de Nueva York: mientras al sudoeste se ubica Manhattan, capital financiera y turística del
mundo, el Bronx —al noreste— no cuenta con las mismas credenciales. «el Bronx se está incendiando», alertó en 1977 Howard Cosell, un popular relator de béisbol de la época, como una forma de describir la difícil situación socioeconómica de la zona. Para finales de esa década, casi la mitad de las viviendas del sur del Bronx estaban abandonadas o destruidas, y prácticamente toda la población de clase media se había mudado a otros sectores de la ciudad.
Casi 40 años después, el barrio de South Bronx —uno de los sectores más pobres— da cuenta de un cambio positivo: diversos planes de urbanización y vivienda modificaron el paisaje, decenas de miles de nuevas familias se instalaron en la zona y la criminalidad descendió un 71% entre 1993 y 2008. Así y todo, y a pesar de los esfuerzos oficiales, la mitad de la población de South Bronx se mantiene por debajo de la línea de pobreza. El vecindario continúa siendo uno de los más peligrosos de la Gran Manzana. Ingresar a una pandilla es el camino fácil para los jóvenes afroamericanos o latinos que viven allí. «Es el distrito más pobre de Nueva York», define Stephen Ritz, un maestro local. «Muchos de mis alumnos llegan a la escuela enviados por la justicia correccional, y no quieren pasar tiempo en clase».
Ritz no es un docente más: Green Bronx Machine, un proyecto educativo creado por él, está logrando que niños y adolescentes en situación de alto riesgo dediquen sus horas de clase y su tiempo libre a cultivar alimentos, aprender un oficio e incluso modificar sus hábitos alimentarios. «Estamos sembrando una nueva economía en un espacio repleto de balas, residuos y peleas callejeras. Estamos demostrando que es posible cultivar alimentos de forma eficaz y rentable y, lo más importante, integrándolo a nuestras vidas de manera que nos beneficia a todos», asegura.
Fuente: elpais.com.uy/
